CAPERUCITA EN MANHATTAN: Resumen del capítulo 7
Edgar Woolf, el rey de las tartas, vivía en un edificio, que era entero propiedad suya. Paseaba por rincones vacíos, e imaginaba otras cosas que se podían hacer en ese espacio, pero no servían para nada sus ideas.
El negocio, había sido primero de su abuelo, después de su padre, y por último, de él. y se titulaba "The sweet woolf", en honor a su familia.
El edificio estaba hecho con intención de parecer una tarta enorme, con dieciséis columnas de mármol color chocolate, que se iban estrechando poco a poco.
Cuando se hacía de noche, unas frutas de cristal que había en la tienda se iluminaban. Y los turistas, que prefieren retratar las cosas, les sacaban fotos. Y Greg Monroe, era el encargado de hacerlas lucir con la maquinaria. Éste, era un antiguo gran amigo de Woolf, y su mayor confidente, que se marchó de Nueva York por trabajo. Hasta que un día, Edgar necesitaba a alguien con confianza, y pensó en Greg. Y lo que no imaginaba, es q1ue iba a ser tan importante (aparte de para la maquinaria) para el dueño.
Lo cierto, es que Edgar Woolf tenía un pequeño problema con las tartas de fresa...no le salían tan bien como quisiera.
Iba en una de sus limusinas y se recorría toda la ciudad. Había caído tan bajo que había puesto anuncios e4n los periódicos diciendo que pagaría a quien le diera la receta verdadera de la tarta de fresa.
Greg era sencillo, y cuando no estaba ocupado iba a su habitación, que estaba justo arriba de la de Edgar. Pero era rato que pudiera disfrutar de su tiempo libre, ya que Edgar no le dejaba en paz.
Llegó el día, el día en que miss Lunatic iba a verle, pero no llegaba, estaba tardando mucho. Así que fue a dar un paseo, a ver si la encontraba por la calle
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